sábado, 10 de enero de 2015

La partulla del sargento Sariff.

 
El ejército había asumido las funciones de la antigua policía, y la patrulla del Sargento Sariff había sido enviada a vigilar las afueras de Qalansiyah.  Un turista había sido atacado cuando hablaba con una joven local, teniendo que refugiarse en una casa cercana, desde donde habían aviso a las autoridades.
 
Tras hablar con la pareja, salió de la casa solo vio a un joven negrito que nervioso, intentaba esconderse. Así dividió su patrulla en dos. Él avanzó con el cabo, mientras que uno de los soldados rodeaba la casa.
 
 
Pronto aparecieron varios hombres con el rostro tapado y fuertemente armados con armas automáticas. El cabo corrió hasta un muro cercano, grito que se detuvieran y dejaran las armas en el fuego. Los hombres seguían avanzando, disparo sobre uno de ellos que cayó al suelo.
 
Al otro lado de la casa el soldado vio como varios hombres avanzaban sobre él y aunque el fuego de su arma hizo esconderse a uno de ellos el fuego cruzado le hizo retroceder. Lo mismo hizo el cabo tras recibir fuego desde una posición desconocida decidió volver sobre sus pasos y protegerse sobre el sólido muro de la casa.
El sargento se arrastró hacia un muro exterior de la casa, con la intención de ver mejor a los atacantes, los hombres armados parecía que se habían esfumado, llevándose con ellos al joven negrito. Cuando todo parecía que había acabado sonó  un ruido tan seco como aterrador, atravesó el campo de batalla, y se cobró la vida del más joven de los soldados.
 
 
 
 Había sido el bautismo de la patrulla del Sargento Sariff, el pastor de cabras.
 
 
 
 

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